dimarts, 24 de maig del 2011

PADRES Y MADRES HOMOSEXUALES, ¿HABLAMOS DE FAMILIAS DIFERENTES?

MATILDE PELEGRÍ MOYA
Psicóloga y Psicoanalista
MONTSERRAT ROMEU FIGUEROLA
Psicóloga Especialista en Psicología Clínica y Psicoanalista
Conferencia  presentada en Tarragona.
12 de junio 2006


Apartados:

1.- ¿Qué se entiende por nuevos modelos familiares?
2.- Diversas opiniones desde el psicoanálisis sobre estas nuevas familias.
3.- Referencias freudianas y lacanianas. 
4.- Conclusiones.
5.- Preguntas de debate.
6.- Referencias  bibliográficas

1.- ¿Qué se entiende por nuevos modelos familiares?

La presentación que hoy realizamos  debemos enmarcarla dentro del discurso psicoanalítico, y será en este contexto donde nos haremos la pregunta sobre si las familias formadas por parejas homosexuales son iguales o introducen diferencias estructurales en relación a las familias formadas por parejas heterosexuales y en caso afirmativo, ¿de qué diferencias estamos hablando?.
Por otro lado, señalar que en otros marcos dicha pregunta tendría repuestas distintas, por ejemplo para un jurista español el matrimonio sería igual se tratase de parejas  heterosexuales u homosexuales.  Para el catolicismo el matrimonio sólo es posible entre un hombre y una mujer; podríamos hacer dicha pregunta en países y lugares distintos y seguramente nos encontraríamos con respuestas distintas.
Una vez señalado desde el lugar que vamos hablar hoy, la primera pregunta  que nos haremos desde el psicoanálisis es, en tanto una pareja homosexual puede tener hijos,  ¿Qué pasa con el Edipo, con sus tiempos, con la manera  freudiana de explicar en cómo el recién nacido sea niño o niña llega ha alcanzar su identidad sexual?
Veamos primeramente que tipo de cambios han surgido en las nuevas formas familiares y  qué hay de nuevo para poder ir en busca de posibles respuestas.
Hace años, hablábamos de familias recompuestas, a causa de la separación y divorcio de los padres, nos preguntábamos los efectos que surgían en hijos donde sus padres, tras separarse rehacían sus vidas e introducían nuevas figuras familiares, que  encarnarían el deseo del padre por un lado y de la madre por otro, más la posibilidad de nuevos hermanos por vía materna y/o paterna, ya  decíamos entonces que las familias estaban cambiando, pero aún no hablábamos de nuevos núcleos familiares; sin embargo en la medida que procreación y sexualidad se puede separar habrá una inflexión importante en lo que se refiere a los modelos familiares.
En un primer momento surgieron las  familias monoparentales, por ejemplo un hombre o una mujer en solitario podían tener un hijo, mediante adopción o mediante reproducción asistida en el caso de la mujer; a partir de aquí surgirán los nuevos modelos familiares y con ello la posibilidad de que una pareja homosexual tenga hijos. ¿Qué hay de nuevo, referente a lo anterior? es claro, en estos casos para ser padre o madre será necesario  un tercero, es decir alguien exterior a la pareja; ya no es necesario recurrir a la sexualidad entre la pareja para tener hijos, se pueden adoptar o se acuden a las técnicas de reproducción asistida. Lo que hace años era impensable, pues se entendía que un hijo era fruto del encuentro sexual entre un hombre y una mujer, deja de ser obvio y se convierte en una posibilidad más para tener hijos. Este cambio tiene una gran resonancia en nuestra sociedad y da lugar a las nuevas formas familiares.
En la medida que la ciencia se introduce en la procreación, tienen lugar importantes cambios en el orden social de las instituciones en general. Así uno de los cambios más trascendentales que ha marcado la evolución de las sociedades occidentales de fin de siglo XX, es la pérdida de la legitimidad del patriarcado,  dicha pérdida ha calado en las distintas instituciones  sociales y en la familia en particular. Podemos señalar cómo el modelo familiar sociológicamente ha evolucionado, pasando de un modelo tradicional o patriarcal en donde la familia cómo institución marcaba el destino de sus miembros, había una renuncia de la aspiraciones propias o personales en beneficio del linaje, de la seguridad  económica y emocional que proporcionaba el pertenecer a la familia. El declive de este modelo dio lugar al llamado modelo fusional en donde la característica principal era la creación de un nuevo hogar por parte de la pareja, es la construcción de un espacio privado propio frente al resto de la comunidad, la familia quedaba restringida a las funciones reproductivas y no productivas a la vez que el amor romántico era la base de la pareja; dicho modelo evolucionará también al llamado modelo post patriarcal, el cual supone la entrada de la democracia en la familia, hay un cambio en la  definición de la familia y sus contenidos, se trata de una penetración del individualismo dentro de los lindes de la familia y  una mayor autonomía de los miembros integrantes.  Todos estos cambios sociales y familiares están relacionados con el proceso de individualización de la mujer y el acceso de ésta en los distintos niveles de la vida social; sin olvidar la importancia que tuvo para ello, la introducción de los anticonceptivos en nuestra sociedad, en donde la mujer podía regular de manera directa la concepción.
Será en este evolucionar de la familia y en la democratización de ella, en donde situaremos los nuevos núcleos familiares,  con una organización sociológica distinta a las familias patriarcales o llamadas también tradicionales, más el efecto de los descubrimientos científicos en nuestras vidas.
Todos los cambios en la forma y estructura que la familia ha experimentado, nos lleva a la posibilidad de encontrarnos con niños adoptados por una pareja homosexual, dicho de otra forma, con niños que aparentemente tengan dos padres o dos madres, en lugar de padre y madre.  Niños en donde el real del cuerpo de sus padres será idéntico, a diferencia de las parejas heterosexuales, marcadas por la diferencia sexual. Parejas, nos referimos a las homosexuales, en donde a pesar de que los sujetos puedan ser fértiles la pareja no tiene posibilidad de procrear, requiriendo éste de una ayuda exterior para poder tener hijos.
Creemos que dichas diferencias, si nos hacen pensar en un modelo distinto y quizás estructura familiar distinta en lo que se refiere al origen y crecimiento del hijo. La importancia del exterior en este tipo de parejas es muy importante tanto para poder acceder a la maternidad y/o paternidad, como será a través del exterior en donde se introducirá  la diferencia del real del cuerpo, pensemos en una familia en donde dos mujeres tienen una hija, el vínculo con un varón exterior a la pareja puede tener cierta importancia.
Queremos señalar como en España , en  otros países Europeos y  en Estados Unidos, se han realizado diversos estudios para poder responder en si hay repercusiones en los hijos criados por parejas homosexuales, los estudios en general todos responden a que en principio no hay diferencias importantes y hablan de niños muy bien adaptados; pero son estudios provenientes de una demanda política con un alto interés en validar que no hay problemas, también es verdad que hay  posiciones del punto opuesto en donde tienden a demonizar este tipo de familias, pero para nosotros  lo que  si debemos destacar es la falta de la dimensión del inconsciente en la mayoría de estudios realizados y un punto de ideal de negación de la diferencia, en donde todo se resuelve a través del amor y de la educación.

2.- Diversas opiniones desde el psicoanálisis sobre estas nuevas familias.

En estos últimos tiempos, sobre todo en Francia, diversos psicoanalistas sostienen diferentes posiciones, respecto a estas nuevas formas familiares, algunos sostienen una posición contraria a que las parejas  homosexuales tengan hijos y otros una posición más de acorde con la evolución de los tiempos y pensando que habrá que ver si los hijos de estas familias presentaran las mismas dificultades que los de las familias de siempre

Así hemos leído en el periódico francés “Liberation” del 7 de julio de 1999, como la psicoanalista Simone Korp-Sausse comparó a los homosexuales con clones incapaces de afrontar otra cosa  que la “lógica de lo mismo” y durante un programa de televisión de junio 2001, el psicoanalista Charles Melman sostuvo que “los hijos de las parejas homosexuales serían juguetes de peluche destinados a satisfacer el narcisismo de sus padres.
Pierre Legendre, psicoanalista, ex miembro de la EFP y director de estudio honorario en la Escuela Práctica de Altos Estudios dijo que “instituir la homosexualidad con un estatus familiar es poner el principio democrático al servicio del fantasma. Es funesto, ya que el derecho, fundado en el principio genealógico, deja su lugar a una lógica hedonista, heredera del nazismo”.

En cambio Elizabeth Roudinesco dice en su libro “La familia en desorden” frente a los psicoanalistas que rechazan la adopción de niños por padres homosexuales lo siguiente: ¿Cómo no ver en esta “furia psicoanalítica” de fines del segundo milenio el anuncio de la agonía conceptual del psicoanálisis o, al menos, el signo de la incapacidad de sus representantes para pensar el movimiento de la historia?
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 A Françoise Dolto se le pregunto durante un coloquio, en 1988, su opinión sobre la adopción por familias homoparentales y ella respondió  “que el problema no es la sexualidad de los padres sino la manera como la viven y el secreto que puede haber acerca de ello”.

En la revista Carretel nº 2, Eric Laurent nos dice que el psicoanalista tiene al mismo tiempo que alentar y no desanimar, alentar a invenciones nuevas, no pensar que el conservadurismo es suficiente. Pero, al mismo tiempo, tiene que saber lo que se produce en los retornos del goce, y ¿cómo sabe esto el psicoanalista? Lo sabe por la clínica misma, lo sabe por lo que constata, especialmente en el tratamiento de niños, lo que funciona o no como broches. En esos montajes muy complicados de padres hay siempre que investigar lo que funciona como broche. ¿Cómo se pueden definir los padres y los padrastros? ¿Qué funciona como broche para este niño? Esto el analista tiene que hacerlo saber fuera de la comunidad a la cual pertenece, tiene que encontrar las palabras para trasmitir este saber a los demás y al mismo tiempo que hay otras ideas.

Esta perspectiva es la que tenemos que investigar una y otra vez en las curas: ¿Qué uso se hace de ese instrumento paternal, es decir, el instrumento de broche del goce?
Si seguimos la indicación de Lacan y su voluntad de introducir el Edipo dentro del psicoanálisis, lo real en juego en el Edipo no es el Nombre del padre sino el goce que garantiza. Lo real no es el Edipo, lo real es el goce garantizado. Esto nos autoriza a inventar significantes nuevos, nuevos usos del Nombre del Padre.

En el libro “El padre síntoma” de Colette Soler, en la página 68, nos habla de la necesidad del padre; “quizás estamos en un período de transición histórica y asistimos a cambios increíbles desde hace treinta años y muchos de nosotros quizás todavía tenemos un cierto lazo personal histórico con familias constituidas tradicionalmente… ¿pero qué va a pasar con todos estos nuevos fenómenos, los homosexuales que adoptan, las mujeres solas?... Lacan en el texto (RSI) lo toma diciendo bueno, va a tener efecto forclusivo, pero los efectos de forclusión es decir la multiplicación de la psicosis, la canalización de la psicosis ¿de dónde podríamos decir va a ser un desastre, de dónde? puesto que, si el punto de forclusión de la relación sexual se cura o se compensa o se soluciona vía el síntoma, podemos decir lo mismo de manera generalizada para la psicosis. Los sujetos psicóticos pueden encontrar sus síntomas compensatorios, entonces no creo que habría que hacer de Casandra y anunciar la catástrofe a pesar de que muchas veces tengo el sentimiento de que vamos a la catástrofe, pero intento razonarlo y decirme que quizás son prejuicios subjetivos, quizás, no sé”.

Además C. Soler en la “Querella de los diagnósticos”, en la página 97 dice lo siguiente: “Quisiera señalar que la nueva concepción del padre que Lacan introduce en la lección del 21 de enero en RSI en donde plantea que un padre es un padre por el síntoma padre, no implica que el padre sea el genitor. Lacan a acentuado la disyunción entre el padre y el genitor en el momento en que promovía el Nombre del padre como significante y en el momento de la construcción de la metáfora paterna. Actualmente la incertitud del genitor, que ha durado siglos, no es así por los tests ADN, pero para el psicoanálisis  esto no cambia nada, y en cuanto a la función paterna tampoco, porque en el fondo, la exactitud en lo que concierne a la reproducción de los cuerpos está separada de la filiación.”

Según el analista J. Lacan “Se podría decir que cualquier hombre que tenga el síntoma padre, que ilustra la padre versión, la versión padre, puede para los niños de los cuales no es el genitor sostener la función paterna. Se ve como esta tesis, la última de Lacan sobre este punto es muy compatible e incluso se ajusta a las estructuras familiares poco edipícas dirían algunos, en todo caso atípicas como se ve ahora “en desorden” como dice Elisabeth Roudinesco, o en vía de cambio”.

La separación de la paternidad y del genitor heterosexual es utilizada de forma masiva en las adopciones por parejas homosexuales. Hay peleas respecto a esto ¿pueden o no adoptar, hay los que están a favor o están en contra, ha empezado y continuara. Podemos ver que la paternidad es una paternidad de adopción. Es un decir que no tiene nada que ver con la reproducción de los cuerpos. La línea de fractura entre el genitor y el padre me parece hoy en día evidente en los fenómenos actuales, incluso si algunos quisieran conformarse con el padre sobre el genitor”. 

Geneviève Delaisi de Parceval, psicoanalista en su texto "Qu'est-ce qu'un parent suffisamment bon?" se plantea si con esta pluralidad de familias se apuntaría hacia un " Edipo a la africana", no en la rivalidad padre/hijo, sino en la rivalidad entre pares"(pairs). Ella continúa y promulga por una ética de la procreación y cree que la ética que rige las parentalidades con varios padres no puede comprenderse sino en el cuadro de una ética más global, fundada en la justicia de los intercambios humanos.

Esta ética explica la importancia dada a la transparencia y a la honestidad sobre la cuestión de los orígenes. Reconocer que los niños concebidos o educados "entre varios" poseen una doble o triple pertenencia, incluso si una sola filiación ha sido jurídicamente establecida. La historia de estos niños se estructura basada en una doble lealtad: pertenecen al sistema familiar en el que han sido esperados y acogidos; pero están vinculados al sistema familiar del cual forman parte los que han contribuido a su nacimiento.  

Los niños deben saber que han nacido de una madre y de un padre, incluso si uno esta ausente o es desconocido. El trabajo de duelo de la fertilidad es importante en estas familias. No poder transmitir la vida es una herida muy fuerte, herida que va a necesitar un largo trabajo de duelo, etapa esencial en todas las historias de esterilidad de pareja (las parejas homosexuales como las otras). Aunque las homosexuales pueden tener un plus, son fenomenológicamente estériles, porque en realidad para muchos es una renuncia a la procreación.

Ella señala también un fenómeno importante en las parejas homosexuales: los que al concebir un hijo han tenido que aceptar la ayuda de un tercero, y ahora jurídicamente demandan que este padre o madre que ayudo a la concepción tenga un estatuto jurídico también de padre o madre.

E. Roudinesco y el filósofo J. Derrida en el libro “Y mañana qué… nos dicen: “Nos enfrentamos con una transformación de la propia sociedad, con una transformación ya se trate de la sexualidad, de la familia monoparental, homoparental, de los niños ilegítimos o legítimos. Esta turbulencia social producirá efectos sobre la escena psicoanalítica: por el lado de los pacientes y por el lado de la formación de los clínicos”.

Y además añaden: “Se dice que en las familias homoparentales se renuncia a trasmitir al niño la idea de la existencia de la “diferencia anatómica de los sexos” que sería necesaria para la elaboración de todas las diferencias imaginarias y simbólicas. Esa diferencia se transmitirá al niño porque lo que permanece invariable es la realidad biológica de la fabricación de un ser humano”.

“Con las mujeres homosexuales hay continuidad entre el orden biológico y la orientación sexual, en cambio con los hombres homosexuales hay un corte porque un hombre no puede ser inseminado pero puede dar su esperma. Me parece que esa disimetría se encuentra en la distribución de los roles y de la organización inconsciente: los hombres en pareja se conducen más bien como educadores, tíos o tutores, frente a los niños que tienen a su cargo, mientras que las mujeres imitan más fácilmente el modelo parental heterosexual.

Sol Aparicio en  su artículo “Consideraciones lacanianas sobre el declive del padre” que aparece en la “Revue de Psychanalyse nº 2  dice que nos cuestionamos sobre las dos funciones materna y paterna debido a la mutación que Lacan no había previsto de la homoparentalidad. Para ella la pregunta sería: “¿Hay o no una articulación entre la diferencia de sexos y las funciones de la madre y del padre? En otras palabras, ¿es indiferente la sexuación en el ejercicio de una o de otras de las funciones?

“En lo que respecta a la mujer, Lacan señalaba en el 56/57 hasta que punto la entrada del sujeto en las vías del deseo estaba condicionada por el hecho que la madre es una mujer y como tal privada y parece que Lacan presuponía que la función materna estaba íntimamente unida al ser mujer”. “En cuanto al padre, Lacan en 1975 decía que un padre no tiene derecho al respeto que si hace de una mujer la causa de su deseo, pero no todo hombre cumplirá la función puesto que no todos los hombres harán de una mujer la causa de su deseo”. “Poco sabemos de la incidencia que estas configuraciones del deseo paterno tendrán en la constitución subjetiva de sus hijos. Y no será lo mismo para las parejas masculinas que las femeninas. Las particularidades de la posición subjetiva de cada padre respecto al sexo introducirán también variantes.

 El psicoanalista Luis Izcovitch en una entrevista durante las jornadas “La parentalidad, en cuestión” del 8 y 9 de octubre del 2005 de la Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano dijo lo siguiente: “En referencia a los hijos lo primordial no es la cuestión de la maternidad o paternidad biológica, lo fundamental es la manera en que un hijo es acogido. ¿Cuál es el deseo de los padres en la acogida del hijo? La cuestión es saber si los padres le han reservado un lugar en el mundo. Y esto no difiere en los hijos naturales y los hijos adoptados.”.

Añade también: “La identidad sexual del niño no depende del hecho que la pareja sea heterosexual u homosexual. Depende por un lado de lo que es trasmitido por los padres respecto a la diferencia de sexos y por el otro de la elección inconsciente y por tanto no controlada por el niño.” “De lo que la clínica analítica da testimonio, cuando los niños en análisis pueden hablar de la pareja parental homosexual, es que el acceso del niño a la identidad sexual da cuenta de la historia trasmitida por la pareja homosexual.  Así por ejemplo, en el caso de un niño criado por dos mujeres pudo tener acceso a una posición viril en función de lo que le fue trasmitido por una de las mujeres respecto a los personajes masculinos de su familia y de la dimensión de idealización que le concierne, o sea a partir del discurso trasmitido  por esta mujer.”

3.- Referencias freudianas y Referencias lacanianas.

Freud en la conferencia 33 ya nos decía que masculino y femenino es la primera diferencia que se hace cuando se encuentra con otro ser humano, y se esta habituado a establecerla con resuelta certidumbre. La ciencia anatómica comparte esta certidumbre en un punto, pero no mucho más. Masculino es el producto genésico masculino, el espermatozoide, y su portador; femenino, el óvulo y el organismo que lo alberga. Aquello que constituye la masculinidad o la feminidad es un carácter desconocido que la anatomía no puede aprehender.

Freud  en los distintos periodos de su elaboración intentará responder  a la siguiente compatibilidad, formulada  en “Tres ensayos de una teoría sexual” 1905.  En los hombres la virilidad más completa, es compatible con la inversión sexual. En 1920 nos lo detalla  en “Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina” La bibliografía  sobre la homosexualidad no suele distinguir con nitidez suficiente el problema de la elección de objeto, por un lado, y el del carácter y la actitud sexuales, por el otro, como si la decisión sobre  uno de esos puntos se enlazara necesariamente con la decisión sobre el otro. Pero la experiencia muestra lo contrario: Un hombre con cualidades predominantemente viriles, y que exhiba también el tipo masculino de vida amorosa, puede, con todo eso, ser un invertido con relación al objeto, amar sólo a hombres, no a mujeres. Un hombre en cuyo carácter prevalezcan de manera llamativa las cualidades femeninas, y aun que se porte en el amor como una mujer, en virtud de esta  actitud femenina, debería estar destinado al varón como objeto de amor; no obstante, muy a pesar de eso, puede ser heterosexual y no mostrar hacía el objeto una inversión mayor que una persona normal media. Lo mismo vale para las mujeres; tampoco en ellas carácter sexual y elección de objeto coinciden en una relación fija. Por tanto, el misterio de la homosexualidad en modo alguno es tan simple como se pretende a imaginarlo en el uso popular.

Freud  intentará explicar como nace la diferencia del ser vivo en dos sexos, a partir de la diferencia llamativa  en lo orgánico, para ver cómo se desarrollará la  diferencia en el hombre y en la mujer, en tanto a su posición sexual,  partiendo en el inicio de una disposición bisexual.

Será a  través del complejo de castración, en donde  la desviación libidinal será una defensa contra la castración de la mujer, a raíz de la madre fálica, que  ocupará un lugar predominante en la génesis de la homosexualidad. Freud en 1922  en “sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad”  nos detalla los factores que contribuyen a la homosexualidad masculina: 1.- fijación a la madre, que dificulta el pasaje a otro objeto femenino,  lo que permite ser fiel en cierto modo, a este primer objeto que sería la madre. 2.- Dos factores imputados al complejo de castración: Primero la inclinación a la elección narcisista de objeto, en general más asequible y más fácil que el giro hacía el otro sexo. Marcada por la alta estima por el órgano viril y la incapacidad de renunciar a su presencia en el objeto de amor. Segundo deferencia o angustia hacía el padre, que llevan al varón al extremo de renunciar a la mujer y a  “hacerse a un lado” con respecto a la competencia con su padre. Otro factor se debería a celos de gran  intensidad, provenientes del complejo materno i dirigidos a rivales, sobre todo a hermanos mayores. La represión y transmudación de estos sentimientos, daría lugar al paso de los que antes eran rivales a devenir  los primeros objetos de amor homosexual. En este caso las mociones hostiles y de celos que no pueden alcanzar su satisfacción, más los sentimientos de identificación tiernos, así como los sociales, se engendran como formaciones reactivas contra los impulsos de agresión reprimidos. Con ello Freud  destaca el porqué muchos de los homosexuales  se distinguen por un particular desarrollo de las mociones pulsionales sociales y por su consagración a intereses colectivos. Aquí Freud  ya intenta explicar el porqué los colectivos homosexuales van a estar muy presentes en nuestra sociedad, se harán oír y  evidentemente lucharán por sus derechos y pretensiones.

Referente a la niña, lo específico lo encontraremos en el complejo de castración. En la conferencia 33  Freud lo deja muy claro. La diferencia anatómica, entre los sexos, no puede menos que imprimirse en consecuencias psíquicas, por el psicoanálisis hemos sabido que la muchacha hace responsable a la madre de su falta de pene y no le perdona este perjuicio. La niña cae presa bajo la envidia de pene, y ello dejara huellas imborrables en su desarrollo y en la formación de su carácter que no superará sin un serio gasto psíquico.

El descubrimiento de la castración es un punto de viraje en el desarrollo de la niña y de ahí, Freud destacará tres salidas, la inhibición sexual, el complejo de masculinidad y la feminidad normal. Vamos a detenernos en el complejo de masculinidad, tiene lugar cuando la niña rehúsa  a conocer el hecho desagradable de su castración y busca refugio en una identificación con la madre fálica o con el padre, la operación más  extrema  se daría en la elección de objeto en el sentido de una homosexualidad manifiesta.  Freud nos indica como la homosexualidad femenina rara vez es continua en línea recta con la masculinidad infantil, pues en dichos casos también se toma al padre durante cierto lapso  y  la muchacha se interna en la situación edípica; pero en virtud de las infaltables desilusiones con el padre se regresa al  anterior complejo de masculinidad. No se deben sobreestimar el valor de tales desengaños,  Freud también destaca el poder del factor constitucional, pero no por ello, disminuye la importancia de las dos fases del desarrollo de la homosexualidad femenina, que se reflejan muy claramente en las prácticas de las mujeres homosexuales, pues con la misma frecuencia y nitidez desempeñan los papeles de madre e hija como los de varón y mujer.
En todo momento Freud destacará como la vida sexual del hombre y la mujer está gobernada por la polaridad masculino - femenino y nos sugiere considerar la relación de la libido con este oposición.

A partir de la teoría pulsional que Freud establece en 1905, la distinción operatoria entre objeto y fin hace que el esquema de deducción freudiano se apoye en las desviaciones y no en las normas supuestas para la sexualidad; se rechaza toda vinculación con la patología en los términos planteados hasta  finales del siglo XIX, pero no por ello Freud atribuye la homosexualidad a la sexualidad normal.

Para Lacan el homosexual masculino con todos sus matices, concede un valor predominante al objeto pene hasta el punto de convertirlo en una característica absolutamente exigible a la pareja sexual, es porque de alguna forma, la madre le dicta la ley al padre. Esto nos indica que en casos muy diversos, si la marca del padre interdector está quebrada, el resultado es exactamente el mismo, en particular en casos que el padre ama demasiado a la madre, y que debido a su amor parece demasiado dependiente de ésta, el resultado puede ser el mismo o no.

Se trata en la homosexualidad masculina del propio falo del sujeto, buscado en otro, además de una identificación con la madre. Y su exigencia de encontrar en su pareja el órgano peniano, corresponde a la posición ocupada por la madre que le dicta la ley al padre. Lo que se cuestiona es si en verdad el padre tiene o no tiene, y esto es lo que el homosexual le pregunta a su pareja.
Existe un pánico a ver el órgano de la mujer, por la idea de la castración. Pero si algo le frena ante el órgano femenino, es la suposición en muchos casos que ha ingerido el falo del padre y lo temido en la penetración es el encuentro con dicho falo.

Lacan habla en el Seminario de La Angustia, Clase 9, 23 de Enero de 1963 del caso de la joven homosexual de Freud. “Si la joven homosexual quiso tener un hijo, lo quiso como otra cosa, lo quiso como falo, es decir, como sustituto, del a como faltante. Esto le permite, al haber fracasado en la realización de su deseo, realizarlo de otro modo. Se hace amante, se propone en lo que no tiene, el falo, y para mostrar que lo tiene lo da. Frente a la dama, ella se comporta como un caballero servidor, como un hombre, como aquél que puede sacrificar lo que tiene, su falo.

En el texto La significación del falo nos dice que la homosexualidad masculina, conforme a la marca fálica que constituye el deseo, se constituye sobre su vertiente mientras que la homosexualidad femenina, por el contrario, se orienta sobre una decepción que refuerza la vertiente de la demanda de amor.

En Ideas Directivas para un Congreso sobre la Sexualidad Femenina en el apartado IX La homosexualidad femenina y el amor ideal. Para la mayoría de las perversiones masculinas, la demostración de que su motivo imaginario es el deseo de preservar el falo que es el que interesó al sujeto en la madre, la ausencia en la mujer del fetichismo deja sospechar un destino diferente en las perversiones femeninas.
“El caso de Freud nos hace percatarnos de un desafío que toma su punto de partida en una exigencia del amor escarnecida en lo real y que no se contenta que con permitirse los lujos del amor cortés”.
En todas las formas de la homosexualidad femenina, es a la femineidad adonde se dirige el interés y Jones en este aspecto ha localizado muy bien el nexo de la fantasía del hombre, invisible testigo, con el cuidado dedicado por el sujeto al goce de su compañera.

En el Seminario Los Incautos no Yerran, Clase 11, 9 de abril 1974. Lacan nos expresa: “el ser sexuado no se autoriza más que por si mismo”. “Para que haya hombre, es que en alguna parte haya castración”.

Colette Soler en el Seminario de La Histeria, lección 11 nos dice que la cuestión de la homosexualidad y de la heterosexualidad debe ser repensada en función de las aportaciones de Lacan después del año 1970. Para Lacan el ser sexuado no se autoriza más que por si mismo, quiere decir que no se autoriza por su yo, por su imagen, tampoco por su anatomía, pero sobre todo no se autoriza por el Otro, por los ideales del sexo, ni por las normas y prescripciones que vehicula el discurso. Es imposible gobernar el goce.

Los seres hablantes pueden elegir estar lado hombre o lado mujer, esta fórmula parece muy extraña pues los sujetos que analizamos tienen más bien el sentimiento de estar forzados a la elección sexual.

La posición de Lacan nos permite juzgar con relativa seguridad las veleidades de la reglamentación del Estado. Es cierto que no hay Otro que pueda justificar – es decir fundamentar legítimamente un juicio – una posición sexual. Si el ser sexuado se autoriza por si mismo,  no es posible para el Otro social, para el Estado, reglamentar, pues teniendo en cuenta esto ¿sobre qué principios hacerlo? Solo hay un solo principio posible y no es sexual, es el principio anti-sadiano de los derechos del hombre: “no tienes derecho a disponer de mi cuerpo sin mi consentimiento”. Es el único principio que permite castigar. Fuera de esto no puede condenarse la posición de goce de un sujeto.

A partir de aquí, hombre y mujer se redefinirán de manera completamente independiente de la anatomía, pero también de los semblantes e incluso del semblante fálico. Hombre y mujer de dirán hombre y mujer según su modo de hacer argumento a la función de la castración. Hombre, si el ser esta todo en la función fálica. Mujer, si el ser no esta todo en la función fálica. No hay otra identidad sexual que el modo de goce, la manera de insertarse en la función de la castración.
En relación a la identidad sexual ha aparecido un nuevo discurso producido del lado de la homosexualidad masculina, la corriente queer que desarrolla un discurso de que no hay identidad sexual. Con las fórmulas de la sexuación Lacan no rechaza la identidad sexual pero la reduce al núcleo de la modalidad de goce.
Todo Fálico es del lado del Uno, funciona el goce perverso, no todo fálico es el lado del goce otro. Todo partenaire es síntoma, todo partenaire de goce se escoge vía el inconsciente del sujeto.

4.- Conclusiones.

Observamos que la tendencia en reivindicar los derechos de igualdad sociales conlleva muchas veces  a negar ciertas diferencias, que consideramos importantes mantener para preservar la particularidad del sujeto y de los distintos eventos en general. O acaso ¿todos seremos iguales ante la paternidad o la maternidad? El ideal igualitario, como nos indica C. Soler, ha pasado ahora a lo real. Quizás  no se ha ganado mucho en igualdad ni en libertad, pero lo que ha sido barrido es la jerarquía de los lugares simbólicamente instituidos. Se trata de una nivelación, no de las desigualdades de hecho, sino de las desigualdades prescritas por el  significante. Es por ahí que podemos entender el empeño de muchos estudios, en negar las diferencias de las parejas heterosexuales con las homosexuales, E. Roudinesco nos aporta lo siguiente en “La familia en desorden”: “Algún día  será preciso admitir, que los hijos de padres homosexuales llevan, como otros pero mucho más que otros, la huella singular de un destino difícil y también habrá que admitir que los padres homosexuales son diferentes de los otros padres. Por eso nuestra sociedad debe aceptar que existan tal como son, debe concederles los mismos derechos que a los demás padres, pero también reclamarles los mismos deberes. Los homosexuales no lograrán demostrar su aptitud para criar a sus hijos obligándose a ser normales o como los otros, pues al intentar convencer a sus conciudadanos de que sus hijos no se convertirán en homosexuales o tener ciertas dificultades, corren el riesgo de dar una imagen desastrosa de sí mismos.

Sabemos que en la pareja homosexual hay una imposibilidad natural de engendrar a hijos, lo que  supone un trabajo psíquico,  por un lado hay una contradicción; se desea un hijo, que no será con la pareja sino con la dependencia de un tercero, bien sea que uno de los miembros concibe un hijo con una persona del otro sexo externa a la pareja o bien por adopción legal. Lo importante a resaltar, es que en todos los casos se depende de un agente exterior, de un tercero, se trataría de un  “otro” con quien se podría construir el triángulo imaginario y familiar, ya que se interpondría entre los padres y el hijo.

Una diferencia que nos parece importante introducir, será  la dada entre “deseo de hijo” y “ganas de hijo”, en nuestra sociedad en algunos casos el deseo de hijo ha caído preso  de las ganas de hijo. El deseo de hijo es algo más misterioso tiene que ver con el deseo inconsciente.  El deseo de embarazo es otra cosa,  comporta una necesidad de plenitud. El deseo de hijo, da cuenta del deseo femenino,  de un deseo de mujer, dirigido al hombre, no al hijo. Sin la  presencia de el deseo Otro,  el hijo estará más atrapado al deseo materno y a sus mandatos, conllevando efectos psicotizantes.

Más allá de la elección sexual/elección de goce, cada sujeto puede desear  ser padre o madre o desear un hijo, o tener ganas de un hijo con su particularidad. Este deseo de hijo en el homosexual tendrá una propia particularidad, ¿quizás un plus?

Lacan, a partir de los años 70, desarrolla un giro respecto a “la función paterna” y al “ser sexuado no se autoriza más que por si mismo” claramente aplicable a las nuevas formas familiares. Nos dice que la función paterna es de nombrar, el padre lleva un decir que nombra, el decir que nombra tiene la misma función que el padre. La función nominación es una función de anudamiento.
En la lección del 21 de enero de 1975 en RSI nos dice que el padre es por su posición libidinal que sostiene la función paterna, la función nombrante. Es por la condición de síntoma- padre que el sostiene su función.

Aquí Lacan separa el genitor de la función paterna cuando plantea que un padre es un padre por el síntoma padre, lo que no implica que el padre sea el genitor, entonces se puede decir que cualquier hombre que tenga el síntoma padre, que ilustra la padre versión, la versión padre, puede para los niños de los cuales no es el genitor sostener la función paterna ¿es esta tesis compatible o se ajusta a los nuevos núcleos familiares?
Pero al mismo tiempo no podemos menospreciar la insistencia social en la verificación del genitor (a través del ADN), últimamente muchos hombres demandan verificar que son realmente los padres genitores.

Si el síntoma padre es una posición libidinal. Hacer primero de una mujer la causa de su deseo, que le sea propia para hacerle niños de los cuales, que lo quiera o no va a tener cuidado paterno.

Vemos que el síntoma-padre, es el síntoma que opera un doble anudamiento, primero el nudo que esta en juego en la pareja sexual, un hombre y una mujer causa de su deseo y en segundo lugar el nudo entre las generaciones, los padres y los hijos. Tal como es formulado no implica en el padre un deseo de hijo La expresión quiera o no nos dice que" no hay deseo de hijo que deba ser invocado por el padre para que sea portador de la función". Aunque Lacan habla de un hombre y una mujer, ¿puede esto aplicarse a la pareja: dos hombres, dos mujeres?

 Y cuando Lacan dice el ser sexuado no se autoriza más que por si mismo", quiere decir que no hay una reglamentación de la posición sexual o posición de goce de un sujeto, y el posicionarse del lado hombre o del lado mujer, ¿incidirá en la función paterna y en la función materna?  ¿Acaso en las parejas homosexuales vemos también este posicionarse del lado hombre o del lado mujer? Tomado esto al pie de la letra, ¿nos aproximaría a la teoría queer?


La función materna está ligada a la reproducción de los cuerpos. Lacan las denomina “ponedoras” (pondeuses). No es una función semblante es una función tomada de la reproducción de los cuerpos como dice Colette Soler en “Las Declinaciones de la angustia”. Pero además la madre introduce al niño en el lenguaje, interviene también a nivel del cuerpo (cubriendo las necesidades básicas del niño), es el Otro primordial  de la demanda del niño y al no satisfacer del todo la demanda del niño, introducirá la separación entre la demanda y la satisfacción lo que permitirá el surgimiento del deseo en el niño. Además la madre debe ser no-toda o sea desear más allá del niño a un hombre. ¿Cualquier sujeto puede ejercer esta función?
Y cuando Colette Soler en “Declinaciones de la Angustia” habla del riesgo de hacer uso sexual del niño, podemos preguntarnos si habrá más riesgo en estas familias que en las otras.

Habrá también una incidencia en el lenguaje. Pues pensamos que en un futuro no muy lejano pueden aparecer nuevas palabras, nuevos significantes en relación a lo que denominamos ahora como un papá y una mamá o varios papas y mamas, ¿Qué dimensión se le dará a papá y mama en una pareja homosexual? 

5.- Preguntas para debate

Con todo el material aportado podemos tener más herramientas para responder a las siguientes preguntas y seguir cuestionando un tema tan actual y en continuo estudio.

 La pregunta inicial  objeto de estudio sería ¿Qué efectos va a suponer para el sujeto adoptado por dos hombres o dos mujeres, unidos como pareja, en donde la diferencia sexual en lo que hace referencia al real del cuerpo no existe?
A partir de aquí podemos seguir desarrollando preguntas que nos evoca este tema tan complejo y contemporáneo.
¿Será posible en este contexto, establecer la situación del triángulo edípico freudiano? o ¿hablaríamos de familias poco edipícas o no edipícas?, ¿Cómo establecerá es sujeto sus identificaciones sexuales? ¿Cómo interpretar estos nuevos modelos familiares, a partir del desarrollo de Lacan en 1975 en RSI?
Pero debemos realizar unas preguntas previas; ¿hay alguna particularidad en el deseo de hijo, en una pareja homosexual? ¿Existe un deseo de hijo, propio en el hombre homosexual, distinto del deseo de hijo, de la mujer homosexual?
En los homosexuales bien sean hombres o mujeres todo apunta a una renuncia de la procreación natural con la pareja, sin ser estéril a título personal, lo que supondría  un duelo sobre lo imposible de la paternidad o maternidad; es verdad que mediante la adopción o la reproducción asistida esta renuncia puede quedar eclipsada, entonces, ¿podríamos decir que ha nivel imaginario, los homosexuales pueden realizar el sueño de ser madre o padre, sin renunciar a la diferencia de género? o ¿pueden realizar su fantasma de embarazo sin coito? Y ¿Cuál sería la importancia de desafío fálico lanzado al otro sexo, al poder tener un hijo y educarlo, sin la necesidad del sexo opuesto?
Las funciones paterna y materna pueden ocuparlas indistintamente dos mujeres o dos hombres?
En estas familias homosexuales como en todas familias hay que saber el lugar que el niño ocupa en el fantasma de los padres?
Si la función materna es la de los cuidados que llevan la marca de un interés particularizado, y la función paterna es la de encarnar la ley en el deseo y de gozar de la madre? Dos personas del mismo sexo podrían cumplir dicha función?
Es verdad que la clínica nos ira diciendo que pasa en los niños y en los adolescentes criados en estas familias, o sea el caso por caso pero en algunos casos de púberes y adolescentes que conviven con una madre o un padre homosexual y sus respectivos partenaires hemos constatado que en el momento de la pubertad, momento de la elección de sexo y del encuentro con el otro sexo, los/las púberes mostraban su insistencia en un encuentro con la metáfora paterna. Acaso por el Otro social? o  en el momento de la pubertad, hay un retorno al mito edípico?
y al confrontarse con el deseo de la madre, deseo de alguien del mismo sexo, en una chica en la pubertad la deja bloqueada y con grandes miedos respecto a su posible entrada en la masculinidad, en otra produce un pasaje al acto promiscuo, quiere salir continuamente con chicos....... la confrontación con dos funciones paterna y materna y con el mismo sexo puede producir esto? o al ver que la madre escoge a alguien que no tiene el falo supone para el sujeto que la significación del falo esta en otro lugar  
 6.- REFERENCIAS  BIBLIOGRAFICAS
1.- COLETTE SOLER: a) Seminario “Las Declinaciones de la Angustia” Curso 2000-2001
                            b) Seminario “La Histeria, su lengua, sus dialectos, sus vínculos”
                                 Curso 2002-2003
                            c) Seminario “La Querella de los Diagnósticos”2003-2004
                            e) El padre síntoma. Asociación Foro del Campo Lacaniano de 
                                Medellín.               

2.- HOMOPARENTALITÉS, état des Lieux. Sous la direction de MARTINE GROSS
                            Ed. Ères,  janvier 2005


3.- ELIZABETH ROUDINESCO «  La familia en desorden » Ed. Anagrama, 2004

4.- ESPRIT, Revue nº 273 mars/avril 2001. L’un et l’autre sexe.

5.- LLUÍS FLAQUER  «  La estrella menguante del padre » Ariel. 1999

6.- J. LACAN
     Seminario » Las formaciones del inconsciente »
     Seminario “RSI”
     Seminario “Los incautos no yerran”
     Seminario “La angustia”

7.-  S. FREUD
       “Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad
         Femenina”
       “Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la
         Paranoia y la homosexualidad”
        “Conferencia 33 “La diferencia anatómica entre los
         Sexos”

8.- LUCIA D’ANGELO
      “La homosexualidad masculina” Editorial Síntesis.

9.- L. IZCOVITCH. Entretien dans NERVURE nº 6 Tome XVIII- Septembre 2005